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Aprendizaje social

No todo aprendizaje es resultado directo de premios y castigos experimentados personalmente. No es estrictamente necesario experimentar las consecuencias de una acción para aprenderla; si este fuera el único mecanismo, nuestra capacidad de aprendizaje estaría severamente restringida y sería mucho más lenta y peligrosa.

También aprendemos por observación o imitando la conducta de otros. De hecho, gran parte de lo que conocemos y sabemos hacer no proviene de nuestra propia experiencia directa mediante ensayo y error, sino que lo hemos aprendido observando a otros seres humanos.

El aprendizaje social, también conocido como aprendizaje observacional o vicario, es una estrategia de aprendizaje fundamental y muy frecuente, con un fuerte componente intencional y procedimental. Esta estrategia se basa en la observación de las acciones de otros (modelos) y las consecuencias que dichas acciones tienen para ellos. No depende exclusivamente de la experiencia directa con las contingencias ambientales, sino de la observación de la experiencia de otros organismos interactuando con su entorno.

Somos capaces de aprender eficazmente de los ejemplos de los demás. La imitación y la observación tienen las ventajas de reducir el tiempo de aprendizaje y evitar los riesgos innecesarios asociados al ensayo y error.

Aprendizaje vicario

El aprendizaje vicario (término a menudo usado como sinónimo de aprendizaje social u observacional) es una teoría que integra aspectos de los modelos conductistas y cognitivos. Representa una síntesis y superación de estos enfoques, como lo evidencia el influyente trabajo de Albert Bandura. Su enfoque, que comenzó con investigaciones sobre la adquisición de conductas sociales (como la agresión) por imitación, marcó un avance significativo desde el conductismo radical al incorporar variables cognitivas internas como mediadoras del aprendizaje.

El famoso experimento del muñeco Bobo (Bandura, Ross & Ross, 1961) es fundamental en este campo. Se centró en demostrar cómo la agresión podía transmitirse a niños pequeños (de 3 a 6 años) a través de la simple observación de un modelo adulto comportándose agresivamente hacia un muñeco inflable. Los resultados mostraron claramente que los niños que observaron al modelo agresivo exhibieron significativamente más conductas agresivas (tanto imitadas directamente como nuevas formas de agresión) que los niños de los grupos control (que observaron un modelo no agresivo o ningún modelo).

Bandura propuso una hipótesis innovadora: los individuos pueden aprender cualquier conducta simplemente observándola, pero solo tienden a ejecutar aquellas conductas que han visto ser recompensadas o que no han sido castigadas (refuerzo vicario y castigo vicario). Esto estableció una distinción crucial entre aprendizaje (adquisición) y ejecución (desempeño), desafiando uno de los pilares del modelo conductista, que ligaba directamente el aprendizaje al reforzamiento de la respuesta ejecutada.

Según Bandura, el aprendizaje por observación surge de procesos simbólicos (representaciones mentales) que ocurren durante la exposición a las acciones del modelo y sus consecuencias. Este aprendizaje no requiere necesariamente un reforzamiento extrínseco directo para el observador. El reforzamiento (tanto directo como vicario), en su teoría, actúa más como un factor motivacional que influye en si la conducta aprendida se ejecutará o no, y también como un factor informativo que dirige la atención y facilita la retención, más que como una condición indispensable para que el aprendizaje ocurra.

Bandura también introdujo el concepto de determinismo recíproco para explicar la interacción continua y mutua entre tres factores: el comportamiento, los factores personales internos (cogniciones, emociones, características biológicas) y el ambiente externo. Esta "reciprocidad triádica" sostiene que estos tres elementos se influyen constantemente entre sí, determinando conjuntamente el funcionamiento humano y el aprendizaje.

Finalmente, la teoría resalta la capacidad humana de aprender sin reforzamiento directo, simplemente observando las conductas de otros y las consecuencias que estas tienen. Esto expande enormemente la comprensión del aprendizaje más allá de los límites del condicionamiento clásico y operante, destacando la importancia fundamental de la observación y los procesos cognitivos en la adquisición de conocimientos, habilidades, actitudes y valores.

Modelo

El modelo es la persona o fuente que ejecuta, directa o indirectamente, la actividad o conducta que el observador puede aprender. Si, además, el observador tiene la intención de aprender, estaríamos ante una situación de aprendizaje observacional ideal y deliberada.

No obstante, muchos aprendizajes observacionales ocurren de forma no programada, a partir de modelos no previstos (ej. aprender gestos o expresiones de amigos, adquirir miedos viendo la reacción de otros).

El modelo es quien provoca la acción de modelado (aprendizaje por observación) en el observador, un proceso que a menudo resulta en la imitación (aunque no siempre, ya que se puede aprender sin imitar).

Existen ciertos atributos del modelo que facilitan que sea elegido y que su influencia sea mayor:

  • La proximidad física o psicológica: Es más probable que el observador elija como modelo a alguien cercano (padres, hermanos, profesores, amigos) que a personas extrañas.
  • El estatus social y prestigio: Modelos percibidos como competentes, poderosos, admirados o con autoridad tienden a ser más influyentes.
  • La similitud percibida: Tendemos a imitar más a modelos que percibimos como similares a nosotros en edad, sexo, intereses o características relevantes.
  • La competencia demostrada por el modelo en la conducta observada.
  • El valor afectivo que el modelo tiene para el observador (personas queridas o admiradas).
  • La consistencia y congruencia entre lo que el modelo dice y hace.

Por otro lado, hay distintos tipos de modelo:

  • Modelo real o en vivo: Una persona física presente en el entorno del observador (ej. un profesor mostrando cómo resolver un problema en la pizarra, un padre enseñando a atarse los zapatos).
  • Modelo simbólico: Personajes o personas presentadas a través de medios como libros, televisión, cine, internet, instrucciones verbales o escritas (ej. un personaje de ficción valiente, un tutorial en vídeo, las instrucciones de un manual). Este tipo de modelo permite el aprendizaje de una gama muy amplia de conductas, actitudes y conocimientos.
    • Dentro de los simbólicos, a veces se distingue entre modelo directo virtual (representación visual o auditiva, como en TV o vídeo) y modelo indirecto (descripciones verbales o escritas, sin representación visual directa del modelo ejecutando la acción).

Observador

El observador no es un mero espectador pasivo, sino un participante activo en su propio proceso de aprendizaje vicario. Sus características personales influyen decisivamente en el proceso.

Las personas influyen significativamente en su propio aprendizaje y conducta a través de procesos de autorregulación, como establecer metas, autoevaluarse, y administrarse auto-recompensas o auto-castigos, lo que facilita el desarrollo y mantenimiento de nuevas conductas (Bandura, 1977).

Los observadores son selectivos en la elección de modelos y en qué aspectos de su conducta prestar atención, influenciados por sus propias destrezas preexistentes, competencias cognitivas, estado motivacional, estado emocional y rasgos de personalidad. Para que la observación sea eficaz, es necesario focalizar la atención en los aspectos relevantes del comportamiento del modelo y de sus consecuencias. La falta de atención puede resultar en un aprendizaje incorrecto o incompleto.

Una vez que la conducta es observada, codificada simbólicamente y almacenada en la memoria, el aprendiz debe ser capaz de reproducir lo observado. Esta capacidad de imitación está limitada por las capacidades físicas y cognitivas del observador (ej. un niño pequeño no puede imitar perfectamente la conducción de un coche aunque lo observe atentamente). Este tipo de aprendizaje tiene un gran valor adaptativo, permitiendo anticipar las posibles consecuencias de las acciones (expectativas de resultado) y evitando los peligros y el tiempo perdido del ensayo y error.

Romero y Jara (2011) identifican varios niveles de complejidad en la imitación, reflejando distintas capacidades del observador:

  1. Imitación sensoriomotriz: Reproducción inmediata de acciones observadas, integrando información propioceptiva con la visual o auditiva externa.
  2. Imitación demorada: Reproducción diferida en el tiempo, que requiere el uso de representaciones mentales (imágenes, códigos simbólicos) almacenadas en la memoria.
  3. Imitación controlada por el lenguaje: Un nivel específicamente humano que permite el modelado a través de instrucciones verbales y la representación simbólica compleja de reglas y conceptos.

Otros elementos: Los cuatro procesos del aprendizaje observacional

El análisis del aprendizaje observacional asume que las influencias de los modelos operan principalmente a través de su función informativa y representacional. Los observadores adquieren representaciones simbólicas (mentales) de las acciones modeladas y sus contingencias, en contraste con las simples asociaciones E-E o E-R propuestas por el conductismo clásico (Bandura & Jeffery, 1973).

Este proceso se puede conceptualizar mediante un esquema E(stímulo - Modelo)-O(rganismo - Procesos cognitivos)-R(espuesta - Imitación o ejecución), que inicia con la exposición al modelo y puede culminar (o no) en la conducta imitativa.

Bandura (1977, 1986) identificó cuatro procesos mediadores interrelacionados que gobiernan el aprendizaje observacional:

  1. Procesos de Atención: Regulan la exploración y percepción de las acciones relevantes del modelo. El observador debe atender selectivamente a las características significativas de la conducta modelada. Factores como las propiedades del modelo (atractivo, estatus), las características del observador (capacidades sensoriales, nivel de activación, expectativas) y la naturaleza de la actividad influyen en la atención.
  2. Procesos de Retención: Implican la transformación y almacenamiento de las experiencias observadas en representaciones simbólicas en la memoria (codificación simbólica, organización cognitiva, ensayo mental). Para que la conducta pueda ser reproducida posteriormente, debe ser recordada. La codificación puede ser verbal o imaginativa.
  3. Procesos de Reproducción Motora: Convierten las representaciones simbólicas almacenadas en acciones concretas. Implica organizar espacial y temporalmente las respuestas, ejecutarlas y compararlas con la representación mental, corrigiendo los errores a través del feedback (propioceptivo y externo). Requiere poseer las habilidades físicas y componentes conductuales necesarios.
  4. Procesos de Motivación y Emociones: Determinan que una conducta aprendida por observación se ejecute o no. Las consecuencias anticipadas (basadas en las observadas en el modelo o en experiencias previas) juegan un papel crucial. Si se espera que la conducta sea recompensada (refuerzo externo, vicario o auto-refuerzo), es más probable que se realice. Las emociones asociadas a la conducta o al modelo también influyen.

Es importante notar que la adquisición de patrones de conducta modelados está controlada principalmente por los procesos atencionales y de retención, mientras que la ejecución de esas conductas aprendidas depende fundamentalmente de los procesos de reproducción motora y motivacionales.

El aprendizaje observacional no se limita a la mera imitación mecánica, sino que a menudo involucra una elaboración activa y creativa por parte del observador, que puede combinar diferentes conductas observadas o adaptarlas a nuevas situaciones. Además, permite adquirir no solo patrones de conducta motora, sino también componentes cognitivos complejos como reglas, conceptos, criterios de valoración, estrategias de resolución de problemas, competencias cognitivas, actitudes y valores, a partir de la observación de modelos.

Aplicaciones prácticas

Existen diversos procedimientos de intervención psicológica y educativa basados en los principios del aprendizaje observacional. Entre ellos, destacan tres por su relevancia:

  1. Modelado Gradual (o Desensibilización por Modelado): Implica exponer al observador a una secuencia progresiva de modelos que interactúan con un estímulo temido o realizan una conducta inhibida, comenzando por situaciones menos amenazantes y avanzando gradualmente, siempre asegurándose de que el modelo no sufre consecuencias adversas. Se utiliza eficazmente en la extinción vicaria de miedos, fobias, ansiedad social, inhibiciones y comportamientos de evitación. Una variante es el modelado múltiple, donde se presentan varios modelos diferentes interactuando exitosamente con el objeto o situación temida, lo que suele potenciar la eficacia y generalización de la extinción.
  2. Modelado Guiado con Refuerzo (o Moldeamiento por Imitación): Especialmente útil cuando existen grandes déficits conductuales o se necesita enseñar habilidades básicas complejas, como en el caso de niños con trastornos del desarrollo. Desarrollado inicialmente por Lovaas y cols. (1966) para la enseñanza del lenguaje en niños autistas, combina el modelado de la conducta deseada con la guía física o verbal para ayudar al observador a ejecutarla, y el reforzamiento inmediato de las aproximaciones correctas. Se presentan pautas de respuesta complejas de forma gradual y se recompensa sistemáticamente las reproducciones cada vez más exactas.
  3. Modelado Participante: Combina la observación del modelo con la ejecución guiada por parte del observador. Primero, uno o varios modelos demuestran cómo realizar la conducta deseada o cómo afrontar una situación problemática. Inmediatamente después, se guía y anima al observador a realizar esa misma conducta en condiciones favorables y de apoyo, proporcionando ayuda si es necesario y asegurando el éxito inicial. El objetivo es lograr la emisión espontánea de la conducta por parte del observador y facilitar su posterior generalización a diferentes circunstancias sin la presencia del modelo o la guía externa.