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Envejecimiento

Definiciones

En la mayoría de las sociedades, se considera que una persona entra en la vejez a los 65 años, coincidiendo generalmente con la edad de jubilación. Sin embargo, esta cifra es más un constructo social que una verdad absoluta. La edad es solo una medida popular para referirse a la vejez, pero la transición entre la madurez y la ancianidad es fluida y difícil de delimitar estrictamente en términos cronológicos. Según Kelh y Fernández (2001), cualquier intento de establecer una línea clara está lleno de dificultades.

La vejez se entiende a menudo dentro del modelo psicológico del ciclo vital como la última etapa de la vida, un periodo que lleva al final y a la muerte. Durante esta fase, se producen cambios físicos, psíquicos y sociales que varían enormemente entre individuos. Cada persona experimenta la vejez de manera única, lo que hace que las diferencias entre unos y otros se hagan más evidentes a medida que envejecemos.

La definición de vejez asociada a los 65 años y la jubilación está siendo cada vez más cuestionada. Si solo consideráramos el declive biológico como criterio, podríamos situar el inicio de la vejez mucho antes, incluso a los 25 años, ya que algunas capacidades como los tiempos de reacción comienzan a disminuir. Sin embargo, este deterioro biológico no siempre se traduce en un declive en el comportamiento, ya que la experiencia y la práctica pueden compensar estas pérdidas. Un conductor o pianista puede mantener su habilidad y precisión gracias a la experiencia acumulada.

La edad de jubilación también varía considerablemente dependiendo del país y la profesión, oscilando entre los 50 y los 70 años. Antes, el límite de los 65 años estaba relacionado con la capacidad física y las limitaciones cognitivas, pero hoy en día, muchas personas mayores de 65 años muestran un perfil diferente, manteniendo una gran capacidad cognitiva y física.

Además, la variabilidad en la vejez aumenta con la edad debido a la interacción del ambiente y los estilos de vida. Por ejemplo, algunas personas mayores de 80 años disfrutan de una salud física y cognitiva perfecta, mientras que otras de 65 años pueden enfrentar dificultades significativas. Por lo tanto, es evidente que el envejecimiento es un proceso altamente individualizado.

Envejecimiento de la población

Expectativa de vida y longevidad

La expectativa de vida se refiere al número de años que, según las estadísticas, es probable que viva una persona nacida en un lugar y época determinados. La longevidad, por otro lado, es el número real de años que vive una persona específica.

Datos sobre expectativa de vida

A nivel mundial, la expectativa de vida promedio en 2020 era de 72,3 años, siendo 74,9 años para las mujeres y 69,8 años para los hombres. En Europa, esta cifra era de 80,5 años en promedio, con 83,3 años para las mujeres y 77,6 años para los hombres. En España, la expectativa de vida en 2021 era de 83,1 años en general, con 85,8 años para las mujeres y 80,3 años para los hombres. Las proyecciones para el año 2069 sugieren que la esperanza de vida en España será de 90 años para las mujeres y 85,8 años para los hombres.

Fuente: Banco Mundial e INE

El cambio demográfico muestra que la población mundial está envejeciendo. Naciones Unidas estima que actualmente el 8% de la población mundial tiene más de 65 años. En los países desarrollados, esta cifra es aún mayor. Por ejemplo, en Estados Unidos es del 16%, en Japón del 27% (el país más envejecido del mundo) y en España del 19%. Para el año 2050, se estima que la población mundial mayor de 65 años será del 16%, y en España alcanzará el 35%.

En cuanto a la expectativa de vida máxima, la persona más longeva documentada vivió hasta los 122 años. Este dato plantea preguntas sobre los límites de la expectativa de vida y cómo factores como la genética, el ambiente y el estilo de vida influyen en el envejecimiento.

Estas estadísticas y proyecciones destacan la importancia de entender el envejecimiento no solo desde una perspectiva biológica, sino también social y psicológica, para poder enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que presenta una población envejecida.

Teorías del envejecimiento

Teorías biológicas

Las teorías biológicas del envejecimiento se centran en la acumulación de procesos de deterioro a nivel celular y molecular. Entre las más destacadas están:

  • Teorías del deterioro simple: el envejecimiento es la acumulación de procesos de deterioro tales como oxidación, acortamiento de telómeros, daño molecular y acumulación de mutaciones celulares.
  • Teorías del mantenimiento y reparación: el deterioro es contrarrestado por mecanismos de reparación que demoran la acumulación de los efectos del deterioro. La efectividad varía según las especies y la duración del lifespan está limitada por las diferencias en la eficiencia entre las especies.
  • Teorías del envejecimiento programado: los organismos están programados y diseñados para envejecer y morir. Limitar la amplitud de la vida tiene un propósito evolutivo. Los mecanismos de mantenimiento y reparación están modulados por una programación biológica específica de cada especie.
  • Teoría de la acumulación de mutaciones: el envejecimiento es el resultado de un exceso de enfermedades genéticas, cada una de las cuales plantea problemas a las células o al organismo.
  • Teoría de la pleiotropía antagonística: el envejecimiento es el resultado de un exceso de efectos adversos que son en realidad efectos secundarios ligados a genes que son beneficiosos al inicio de la vida, pero perjudiciales al final de esta.
  • Teoría del soma desechable: el mantenimiento y reparación requiere grandes recursos, pero muchos son necesarios para la reproducción. En esta compensación, los organismos no pueden desarrollar al máximo los recursos para la longevidad porque son consumidos por la necesidad de reproducción.

Teorías psicológicas

Teoría del desarrollo del ciclo vital

Se trata del marco teórico en la psicología del envejecimiento más completo y reconocido. Concibe al envejecimiento como un proceso multidimensional y multidireccional, que incluye la posibilidad del aumento, recuperación y aprendizaje de nuevas habilidades y estrategias en edades avanzadas (Baltes, Freund y Li, 2005). El desarrollo psicológico sucede a lo largo de toda la vida, incluyendo la vejez.

La secuencia de etapas de desarrollo que transita cada persona durante su vida está determinada por procesos biológicos y sociales, lo cual se refleja en la variabilidad intraindividual. Esto implica posibilidades infinitas de envejecer.

Teoría de la optimización selectiva con compensación (SOC)

A lo largo de la vida, las personas buscan gestionar de manera satisfactoria las pérdidas y ganancias mediante tres estrategias básicas:

  1. Selección de metas: elección, consciente o no consciente, de ciertas trayectorias o dominios de comportamiento como espacio de desarrollo.
  2. Optimización de los medios para lograr dichas metas: se regula el desarrollo con el objetivo de alcanzar los niveles más óptimos de funcionamiento.
  3. Compensación: mediante el uso de medios sustitutivos para mantener el funcionamiento cuando los medios previamente disponibles se pierden o no pueden utilizarse.

Teoría de la plasticidad cognitiva

El desarrollo es modificable y plástico durante todas las fases del ciclo de vida y en todos los niveles: cerebral, conductual y sociocultural. Los estudios más recientes en plasticidad cognitiva subrayan la posibilidad del aprendizaje en edades avanzadas. Se le da una consideración importante al papel de la cultura en los cambios del desarrollo en edades avanzadas.

Modelo del convoy

Trata de describir y explicar la influencia de las relaciones sociales en la salud y el bienestar. La persona tiene una red social que le acompaña a lo largo de la vida, como una caravana de camiones que se desplaza por una autopista, y que obtienen beneficios de esta asociación. Este convoy va cambiando de efectivos a lo largo del ciclo vital, así nuestras redes sociales van siendo cada vez más selectivas y menos numerosas. Es importante la valoración satisfactoria o insatisfactoria de dicho apoyo (percibido) más que el apoyo realmente prestado o recibido.

Teorías sociológicas

La gerontología social (el estudio del envejecimiento desde la sociología) busca comprender el envejecimiento como una construcción social, económica y cultural; sin negar que existe una base biológica de este proceso.

Las teorías se pueden dividir por épocas, en las que la sociedad ha modificado su visión de la población mayor.

1940-1960

En esa época, el envejecimiento se concibe como un problema individual y social.

Teoría de la actividad en el envejecimiento (Havighurst y Albrecht, 1953)

La teoría de la actividad sostiene que la satisfacción de los sujetos con la vida está directamente relacionada con su grado de interacción social o nivel de actividad. El concepto de sí mismo está relacionado con los roles desempeñados. Como en la vejez se produce una pérdida de roles, para mantener un autoconcepto positivo estos deben ser sustituidos por roles nuevos. El foco de atención estaba centrado en cómo mantener a las personas mayores "activas" en la sociedad.

Teoría de la desvinculación (Cumming y Henry, 1961)

La teoría de la desvinculación postula que el envejecimiento normal se acompaña de un distanciamiento o "desvinculación" recíproco entre las personas que envejecen y los miembros del sistema social al que pertenecen. Este distanciamiento puede ser provocado por la persona misma o por los otros. Existe una retirada gradual y natural de los contactos sociales como un proceso lógico y universal de adaptación a las nuevas circunstancias vitales y a sus restringidas capacidades sensoriales y motrices. Este proceso sería normal y deseable.

Utilidad de la teoría
  • Asegura el funcionamiento óptimo de la sociedad.
  • Representa una forma ordenada de transición de poder.
  • Permite a los individuos adaptarse más adecuadamente a sus pérdidas.
  • Protege al individuo contra situaciones de estrés.
Limitaciones de la teoría
  • Muchos sujetos continúan siendo activos y ejercen eficazmente sus funciones sociales.
  • Subestima la necesidad de contacto e interacciones sociales.
  • La desvinculación no tiene por qué ser una opción definitiva e irreversible.

1970-1980

En esa época, el envejecimiento se concibe como un asunto económico y de empleo.

Teoría de la estratificación por edad (Riley, 1968, 1972)

La teoría de la estratificación por edad identifica que los miembros de diferentes cohortes son concebidos como "estratos de edad" o "grupos etarios", cuyos miembros presentan diferencias no solo debidas a la edad sino también respecto a las experiencias históricas vividas. Se reconoce el papel de la edad como un mecanismo de regulación del comportamiento dentro de la estructura social y también la influencia de cohortes de nacimiento (el grupo al que se pertenece, la "generación") en el proceso de cambio social.

Teoría del curso de la vida

La teoría del curso de la vida considera a los individuos y las cohortes en términos de fases durante toda su vida, influenciadas por factores históricos, sociales, económicos y ambientales en fases previas de su propia vida. Passuth y Benstong (2007) identifican los principales elementos que conforman esta teoría:

  • El envejecimiento ocurre desde el nacimiento hasta la muerte.
  • El envejecimiento implica procesos biológicos, psicológicos y sociales.
  • La experiencia de envejecer está esbozada por factores históricos.
  • Influencia de las cohortes de nacimiento en la construcción del curso de vida y del envejecimiento en sí mismo.

Construcción social del envejecimiento (Estes, 1979)

C. Estes (1979) plantea que los mayores problemas de la población mayor son aquellos que están socialmente construidos, resultado de nuestras concepciones del envejecimiento y de las personas mayores.

El edadismo se refiere a la discriminación por motivos de edad. Constituye el conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a las personas en función de su edad.

1990-actualidad

En esa época, el envejecimiento se concibe como un asunto y preocupación global.

Gerontología Crítica

La gerontología crítica estudia la dimensión social y cultural del envejecimiento de la población, no enfocada en cuidado médico. Ha contribuido a la deconstrucción de la homogeneidad de las personas mayores como un solo grupo; y a entender cómo se interrelacionan la clase social y la edad con otras divisiones sociales como la raza y el género. Esta perspectiva es la que alimenta actualmente la posición de la OMS en relación con los determinantes sociales de la salud y su papel en la (re)producción de las inequidades y desigualdades en salud.

Modelo de las Ventajas y Desventajas Acumuladas (CAD)

Dannefer (2003) define la ventaja/desventaja acumulada como “tendencia sistemática hacia la divergencia interindividual en una característica concreta (p.ej., riqueza, salud, estatus) a lo largo del tiempo”. El modelo CAD postula que hacerse mayor es un proceso colectivo de estratificación intra-cohortes, ya que los procesos sociales permiten la acumulación de ventajas en el tiempo de vida para algunas personas y de desventajas para otras. La mayor contribución del CAD es teorizar sobre cómo las desigualdades tienen la tendencia a profundizarse conforme avanza el envejecimiento. Las ventajas y desventajas acumuladas constituyen un elemento central del envejecimiento.

Envejecimiento normativo

El proceso de envejecimiento se refiere a la evolución del sujeto desde la infancia hasta la vejez. Cada individuo es visto desde su propia biografía, lo que implica que la manera en que una persona ha vivido determina la normatividad de los sucesos en esta etapa.

En términos de normatividad, hay tres tipos de envejecimiento:

  • Envejecimiento normativo: a medida que envejecemos, se dan unos cambios normativos que no implican patología (cambios físicos, cognitivos, psicosociales).
  • Envejecimiento no-normativo: cambios que no le ocurren a la mayoría de las personas de la misma edad.
  • Envejecimiento patológico: presencia de enfermedades, patologías (Alzheimer, depresión mayor, cáncer). Este tipo de envejecimiento también se considera no normativo.

Envejecimiento óptimo

El envejecimiento óptimo es aquel que supera los límites de la normatividad de una manera poliédrica, ya que no se trata de que una de las dimensiones esté por encima sino de que se está por encima en todas las dimensiones (física, cognitiva, psicosocial y desarrollo personal).

Su estudio nos puede llevar a conocer la presencia de modos sanos de envejecer, y nos puede permitir conocer cuáles son los factores que determinan este éxito y qué evitan que la persona se deslice hacia un envejecimiento patológico o no normativo.

Havighurst (1963) lo describió como un estado interno de contento y felicidad, partiendo de la hipótesis de que la transición a una edad avanzada desencadena una inestabilidad de la situación interna y externa, siendo la satisfacción el indicador de que la persona se ha conseguido adaptar al proceso del envejecimiento.

Según Baltes y Baltes (1990), para definir el envejecimiento con éxito se hace necesario incluir indicadores de funcionamiento biológico, tales como la salud, el funcionamiento psicológico, como salud mental, eficacia cognitiva, competencia social, productividad, control personal y satisfacción vital.

Rowe y Kahn (1987) lo definen según tres criterios:

  • Personas mayores sin enfermedades graves ni probabilidad de padecerlas en ese momento, ni discapacidades que les impida mantener una salud física adecuada a su edad.
  • Capacidad física y cognitiva funcional que les permite mantener las actividades diarias relacionadas con el autocuidado personal y autonomía.
  • Vida activa social y personal.

Criterios

Los criterios concretos que se utilizan para valorar el envejecimiento sano o satisfactorio son:

Medidas objetivas

  • Salud física.
  • Estado cognitivo normativo, adecuado y sano.
  • Capacidad para realizar actividades normales que permitan mantener un nivel de autonomía personal normal, sin dependencia.

Medidas subjetivas

  • La percepción personal de la propia persona en cuanto a sus capacidades y habilidades.
  • Los estados emocionales que vivencia y el control que percibe que tiene sobre sí mismo.
  • La satisfacción personal que percibe sobre su vida en general.

Teorías

Teoría de la actividad (Neugarten, Havighurst y Tobin, 1968)
  • Vejez como consecuencia de la pérdida de los roles sociales.
  • La actividad continua es crucial para el envejecimiento exitoso. Estar socialmente involucrado, independientemente del tipo de roles y actividades sociales que se desempeñe es fundamental para envejecer bien.
  • Los individuos que envejecen exitosamente mantienen tantas actividades como les sea posible y encuentran sustitutos para los roles perdidos.

Neugarten y cols. encontraron cuatro estilos principales de envejecimiento:

  • Las personas integradas: funcionaban bien, con una rica vida interior, habilidades cognitivas intactas y un alto nivel de satisfacción.
  • Las personas acorazadas-defensivas: orientadas al logro, competían y eran fuertemente controladas.
  • Las personas pasivas-dependientes: apáticas o buscaban depender de otros.
  • Las personas no integradas: desorganizadas, tenían poco control sobre sus emociones, mostraban un pobre funcionamiento cognitivo y psicológico, y tenían problemas de afrontamiento.
Utilidad de la teoría
  • Sentimiento de bienestar: sentirse útil.
  • Protección contra el aburrimiento, soledad, enfermedad: Las interacciones sociales contribuyen a mejorar la imagen de uno mismo.
  • Ideal para los grupos en la edad de la jubilación: Las actividades sociales juegan un rol "amortiguador" para atenuar la pérdida de roles más importantes.
Limitaciones de la teoría
  • No siempre hay una asociación causal entre realizar una actividad y satisfacción de vida (Fry 1992).
  • Demasiado idealista. No aborda la necesidad de prepararse a las pruebas de la vejez.
  • La necesidad de "mantener la actividad" para evitar el envejecimiento no es aplicable a todas las personas, sobre todo a las económicamente menos favorecidas y a las de mayor edad.
Teoría de la continuidad (Atchley, 1971)
  • Sugiere que no hay una ruptura radical entre la edad adulta y la etapa de la tercera edad marcada por la aparición de 'pérdidas', sino que tan sólo se trata de 'cambios progresivos, menores, u ocasionales, que permiten mantener una continuidad y estabilidad entre las dos etapas'.
  • A medida que la persona va avanzando en determinados estadios, va desarrollando nuevos valores, actitudes, hábitos, conductas y metas que posteriormente retiene, en cierta medida, durante la vejez.
  • El individuo será lo que siempre ha sido y su 'estilo de vida' al llegar a la vejez será una continuidad de la forma de integrar las prácticas cotidianas y patrones adaptativos a las nuevas circunstancias personales y contextuales.

La teoría de la continuidad se basa en dos postulados básicos:

  • El paso a la vejez es una prolongación de experiencias, proyectos y hábitos de vida del pasado (y prácticamente la personalidad así como el sistema de valores permanecen intactos).
  • Al envejecer, los individuos aprenden a utilizar diversas estrategias de adaptación que les ayudan a reaccionar eficazmente ante los sufrimientos y las dificultades de la vida.
Utilidad de la teoría
  • Rescata el sentido de identidad del individuo a lo largo de su vida.
  • Preparación a la vejez: Establece predictores para los diferentes tipos de envejecimiento cuya utilidad sería el tomar conciencia de ellos desde etapas tempranas de la vida. Destaca la necesidad de aprender a utilizar las diferentes estrategias de adaptación que ayuden a reaccionar eficazmente ante los sufrimientos y pruebas de la vida.
Limitaciones de la teoría
  • Dificultad para conciliar la idea del desarrollo de la persona con la de continuidad en el sentido de estabilidad.
  • Se le da mayor importancia a la continuidad "interna" y se le resta importancia al ambiente familiar, contactos sociales e interacción con personas significativas (continuidad "externa"). El sentido de "cristalización" de la personalidad en la edad madura, no da lugar a situaciones en donde se producen reorientaciones radicales de la existencia.
Otras consideraciones

Por un lado, Kelly, Steinkamp y Kelly (1987) aclaran que los principales factores que contribuyen al envejecimiento óptimo son tanto las actividades físicas como aquellas que están fuera de la familia. Las actividades que, con el paso de los años, continúan siendo fundamentales para la mayoría de los adultos: conversaciones en el hogar, leer, ver la televisión, caminar, ir de compras, y otras interacciones informales con la familia y con las amistades.

Por otro lado, Fry (1992) aclara que aunque es importante mantenerse activo, es más importante aún el tipo de actividad, pues no todas producen la misma satisfacción:

  • Las actividades más satisfactorias son las de naturaleza informal, es decir, las que se realizan con familiares y amigos.
  • Las actividades realizadas en solitario no tienen efecto alguno.
  • Las actividades formales y muy estructuradas pueden tener efectos negativos.

Modelo integrador del envejecimiento activo (Fernández-Ballesteros)

A partir de las aportaciones de diferentes autores, Fernández-Ballesteros (2002) plantea un Modelo multinivel y multidimensional para explicar el envejecimiento óptimo o con éxito como resultado de la interacción individuo-ambiente a lo largo de todo el ciclo vital:

  1. El resultado de un funcionamiento óptimo depende de factores distales y factores proximales.

  2. Cada uno de estos factores son producto de la interacción persona-contexto.

    • Así el funcionamiento del individuo dependerá de las transacciones entre el entorno (ej.: físico, social), el funcionamiento de la persona (a nivel cognitivo, emocional y físico) y su comportamiento.
    • La persona se convierte en un agente activo que aprende de la relación con su entorno, repertorios básicos de conducta para desenvolverse y dependiendo de las estrategias elegidas resultará en una forma de envejecer u otra.
  3. Los niveles de influencia de estas interacciones pueden clasificarse en microsistema, mesosistema y macrosistema.

    • El nivel macro hace referencia a la influencia que tiene el contexto sociocultural en el desarrollo de la persona (ej.: sistema educativo).
    • El nivel meso incluye la influencia que ejerce la familia y la comunidad a lo largo de la historia del individuo.
    • El nivel micro se refiere a la persona como individuo biológico y agente psicológico en su torno.
  4. Finalmente, se integran los supuestos teóricos de la Teoría de Selección, Optimización y Compensación (SOC) propuestos por Baltes y Baltes (1990):

    • A lo largo de la vida las personas seleccionan mecanismos de optimización de sus recursos y cuando es necesario seleccionan mecanismos de compensación.
    • Las interacciones del individuo-ambiente resultan en un determinado estado de salud y funcionamiento físico/cognitivo, la capacidad de autorregularse emocionalmente y la participación y compromiso social.

Jubilación

La jubilación es una transición importante en la vida. Este cambio puede tener lugar en diversos momentos, bien de manera voluntaria o bien forzosa (por enfermedad, desempleo, dependencia de familiares, etc.) y a edades distintas. En España, la edad oficial de jubilación está entre los 65 y 67 años.

De manera ideal, la planeación de la jubilación debe comenzar en la adultez media. La preparación puede ser una clave para hacer dicha transición exitosa y gratificante, dado que en función de cada persona y cada situación, se puede vivir de manera positiva y/o negativa.

El nivel de ingresos, los ajustes psicológicos y la salud, influirán en la adaptación a la jubilación, así como la importancia que el sujeto dé al trabajo, y su percepción subjetiva de su salud y situación económica.

Factores que facilitan la jubilación

  • La capacidad para afrontar situaciones estresantes.
  • Cuando los cambios son mínimos.
  • Cuando la jubilación es gradual.
  • Recursos personales abundantes (salud, ingresos y apoyo social).
  • Cualidades personales (flexibilidad, actitud positiva ante la jubilación).
  • Cuando se cumplen las expectativas.

Factores que inciden en la adaptación a la jubilación

Factores negativos

  • Enfermedades físicas y psíquicas.
  • Discapacidad funcional.
  • Aislamiento social.
  • Estado civil: soltero, separado, divorciado.
  • Disminución de capacidad intelectual.
  • Brusquedad en el cambio: actividad - inactividad.
  • Dependencia excesiva.
  • Actitudes conservadoras e inmovilistas.
  • Poder adquisitivo bajo.
  • Falta de actividades extralaborales satisfactorias en los años previos a la jubilación.
  • Falta de conciencia positiva respecto a los jubilados en la sociedad.
  • Bajo nivel cultural.

Factores positivos

  • Descenso de actividad laboral paulatino.
  • Realización de actividades extralaborales satisfactorias en los años previos.
  • Planificación a priori de las actividades a realizar en el nuevo período.
  • Nivel socioeconómico alto.
  • Nivel cultural alto.
  • Relaciones matrimoniales satisfactorias.
  • Aceptación previa de la jubilación como un hecho positivo.
  • Relaciones sociales amplias y gratificantes.
  • Personalidad flexible.
  • Realización de cursos de preparación.
  • Existencia de grupos de apoyo en el primer período de jubilación.
  • Buena adaptación a situaciones previas de cambio.
  • Vivir en medio rural.

Fases de la jubilación (Atchley, 1976)

La teoría de las fases de la jubilación de Atchley describe el proceso de transición a la jubilación en seis fases distintas, cada una con sus características y desafíos específicos. Este modelo permite comprender cómo las personas experimentan y se adaptan a la jubilación a lo largo del tiempo.

  1. Fase de prejubilación: En esta fase, los individuos comienzan a planificar y prepararse para la jubilación. Esta etapa incluye tanto aspectos financieros como emocionales, y es fundamental para establecer expectativas realistas y desarrollar una visión positiva de la jubilación.
  2. Luna de miel: Una vez que la jubilación ha comenzado, muchos jubilados experimentan un período inicial de entusiasmo y euforia. Durante esta fase, las personas suelen disfrutar de la libertad recién adquirida, dedicándose a actividades que habían pospuesto durante su vida laboral.
  3. Fase de desencanto: Después de la fase de luna de miel, algunos jubilados pueden enfrentarse a una sensación de desilusión. La falta de estructura y propósito, junto con la realidad de los cambios en su estilo de vida, pueden provocar sentimientos de vacío o insatisfacción.
  4. Fase de reorientación: En esta etapa, los jubilados comienzan a encontrar nuevas formas de dar sentido a su vida. A través de la exploración de nuevas actividades, hobbies y roles sociales, logran redefinir su identidad y adaptarse a su nueva realidad.
  5. Fase de estabilidad: Una vez que han pasado por la reorientación, los jubilados alcanzan un período de estabilidad. Durante esta fase, han establecido rutinas y actividades que les proporcionan satisfacción y sentido, logrando un equilibrio en su vida cotidiana.
  6. Finalización: Esta última fase se caracteriza por una aceptación plena de la jubilación y una integración completa de esta etapa en la identidad del individuo. La finalización implica una adaptación exitosa y una sensación de bienestar y contento con la vida de jubilado.

El modelo de Atchley proporciona una guía valiosa para entender las transiciones emocionales y prácticas que experimentan los jubilados, y destaca la importancia de la preparación y la adaptación continua para una jubilación satisfactoria.

Relaciones familiares y personales

El contexto familiar es un microsistema donde se desarrollan diferentes sucesos vitales en la vejez, y donde la mayoría de personas mayores se sienten protegidas, seguras y emocionalmente estables. El apoyo familiar en la vejez es una fuente importante de bienestar psicológico (Triadó y Villar, 2000).

Relaciones abuelos-nietos

Los estilos de ser abuelo pueden diferir con los diferentes nietos y en distintos momentos de la vida del niño. Los abuelos tienen más probabilidad de estar más involucrados durante los años preadolescentes del niño.

Las relaciones con los nietos son fuente de satisfacción. El vínculo afectivo de los abuelos para con sus nietos es muy elevado, aunque las actividades compartidas no son muchas.

Normalmente, los abuelos permanecen al margen de las vidas de sus hijos y nietos, y vigilan para asegurarse de que las cosas marchan bien, pero rara vez juegan un fuerte papel a menos que deban hacerlo.

La corriente de intercambio va de los abuelos a los nietos y destaca:

  • Las abuelas tienden a ser las cuidadoras. En general, las abuelas tienen relaciones más cercanas, cálidas y afectivas con sus nietos, y se muestran más proclives que los abuelos a demandarles ayuda.
  • La función del abuelo como portador de la memoria familiar. Y puede que sean más paternales y físicamente afectuosos con sus nietos de lo que fueron con sus propios hijos.

Relaciones fraternales en la vida tardía

Las relaciones fraternales en la vida tardía pueden ser cada vez más importantes como fuente de apoyo emocional y ayuda práctica, sobre todo para las personas que nunca se casan.

Las hermanas son especialmente relevantes en el mantenimiento de las relaciones y el bienestar familiares, quizá debido a que las mujeres tienden a ser más expresivas emocionalmente y cubrir mejor el rol tradicional de cuidadoras.

Los ancianos que están cerca de sus hermanas se sienten mejor acerca de la vida y se preocupan menos por el envejecimiento que quienes no tienen hermanos o lazos cercanos con ellas.

Aquellos que por circunstancias de la vida habían roto la relación con sus hermanos y la restablecen, por lo general sienten que han logrado algo importante.

Enfermedad y muerte

Los avances en la medicina y la salud, los nuevos tratamientos para muchas enfermedades alguna vez mortales, y una población con mayor nivel educativo y más consciente de la salud han producido una "revolución en la mortalidad". La muerte se convierte en un fenómeno cada vez más frecuente en la adultez tardía.

Las actitudes de las personas ante la muerte se modelan con el tiempo y en el contexto en el que viven. Muchos aspectos sociales de la muerte y el proceso de morir están gobernados por prescripciones religiosas o legales que reflejan la visión de una sociedad acerca de la muerte y qué ocurre después de ella.

En general, las personas en adultez tardía están menos ansiosas acerca de la muerte que las personas en la adultez media.

Fases de afrontamiento de la muerte (Kübler-Ross, 2005)

Negación

  • Explicación: La mayoría de las personas responden con conmoción al saber que están a punto de morir. Su primer pensamiento es “¡Oh, no! ¡Esto no puede pasarme a mí!”. Cuando las personas en torno al paciente también niegan la realidad, éste no tiene con quién hablar y, como resultado, se siente abandonado y aislado. Cuando se le da alguna esperanza junto con el primer anuncio y se le asegura que no se le abandonará sin importar lo que ocurra, las personas pueden dejar la conmoción y la negación más rápidamente.
  • Ejemplo: La señora K., de 28 años, madre de dos niños pequeños, fue hospitalizada con una enfermedad hepática terminal. Después de visitar a un curandero, le dijo al capellán del hospital: “Fue maravilloso. Fui curada. Voy a mostrarle a los médicos que Dios me curó. Ahora estoy sana”.

Ira

  • Explicación: Después de darse cuenta de que están muriendo, las personas se enojan. Se preguntan: “¿Por qué yo?”. Comienzan a envidiar a quienes los rodean y son jóvenes y saludables. En realidad no están enojados con tales personas, sino con la juventud y la salud que ellos no tienen. Necesitan expresar su rabia para librarse de ella.
  • Ejemplo: El señor O., un exitoso hombre de negocios que había sido una persona dominante y controladora toda su vida, se puso iracundo cuando la enfermedad de Hodgkin le quitó el control sobre su vida.

Negociación

  • Explicación: El siguiente pensamiento puede ser: “Sí, me pasa a mí, pero...”. El pero... es un intento por negociar tiempo. La personas pueden rogar a Dios: “Si sólo me dejas vivir para ver la graduación de mi hija... o que mi hijo se case... o el nacimiento de mi nieto... seré una mejor persona... o no pediré nada más... o aceptaré mi destino”. Estas negociaciones representan el reconocimiento de que el tiempo es limitado y la vida es finita. Cuando las personas quitan el pero..., son capaces de decir: “Sí, yo”.
  • Ejemplo: Una mujer que estaba muy triste al pensar que no sería capaz de asistir a la boda de su hijo mayor y favorito. Con la ayuda de autohipnosis, controló su dolor; y durante el periodo previo a la boda ella prometió que no pediría más si pudiera vivir sólo el tiempo suficiente para estar allí.

Depresión

  • Explicación: En esta etapa, las personas necesitan llorar, apenarse por la pérdida de su propia vida. Al expresar la profundidad de su congoja, pueden superar la depresión mucho más rápidamente que si se sintieran presionados por ocultar su tristeza.
  • Ejemplo: El señor H., quien disfrutaba cantar en el coro, enseñar en la escuela dominical y hacer otros trabajos en la iglesia y la comunidad, ya no era capaz de realizar tales actividades debido a su enfermedad. Elementos en su depresión fueron el sentimiento de que su esposa no valoraba su participación en estas actividades no pagadas, que él consideraba importantes, y el hecho de que nunca había completado el proceso de duelo por la muerte de sus padres y una hija.

Aceptación

  • Explicación: Finalmente, las personas pueden reconocer: “Mi hora está muy cerca ya, y está bien”. Éste no necesariamente es un momento feliz, pero las personas que han trabajado sus ansiedades e ira acerca de la muerte y resuelto sus asuntos pendientes terminan con un sentimiento de paz con ellos mismos y con el mundo.
  • Ejemplo: La señora W., de 58 años, enfrentaba el dolor y el conocimiento del cáncer abdominal con coraje y dignidad, hasta que su esposo suplicó a los cirujanos practicar una operación que podía prolongar su vida. Ella cambió radicalmente, se volvió inquieta y ansiosa, solicitaba con frecuencia que aliviaran su dolor, y gritaba y alucinaba en la sala de operaciones de modo que la cirugía no tuvo lugar. Después de que su esposo y su médico hablaron con ella, aceptó su situación y compartió sus sentimientos con su esposo.

Duelo

El duelo es la pérdida de un ser cercano, y el proceso de ajuste posterior a la misma. En el DSM-IV, el Duelo se trata como proceso adaptativo.

La APA define el duelo como: el duelo es una reacción normal ante la muerte de una persona querida manifestada por algunos individuos mediante sentimientos de tristeza, insomnio, anorexia, pérdida de peso, etc. La persona que atraviesa un episodio de duelo considera su estado como normal.

La pena es la respuesta emocional experimentada en las primeras fases del duelo; puede tomar muchas formas, desde ira hasta un sentimiento de vacío.

El luto se refiere no a los sentimientos sino al comportamiento: las formas, por lo general aceptadas culturalmente, en las que el doliente y la comunidad actúan mientras se ajustan a una muerte.

Cumplimiento de 4 tareas (Worden, 1997)

1. Aceptar la realidad de la pérdida

Dice que cuando alguien muere siempre hay sensación de que no es verdad, por eso la primera tarea consistiría en afrontar plenamente esa realidad, aceptando que el reencuentro es imposible. La negación se puede practicar a varios niveles y tomar varias formas, pero la mayoría de las veces implica negar la realidad. Llegar a aceptar la realidad de la pérdida lleva tiempo porque implica no sólo una aceptación intelectual sino también emocional.

2. Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida

No todo el mundo experimenta el dolor con la misma intensidad, ni lo siente de la misma manera, pero es imposible no experimentar cierto nivel de dolor cuando se pierde a alguien con el que se ha estado vinculado. Si esta tarea no se completa adecuadamente, puede que sea necesaria una terapia más adelante, en un momento en que puede ser más difícil trabajar el dolor que se ha estado evitando. Esta tarea es más difícil de trabajar que la anterior.

3. Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente

Adaptarse a un nuevo medio significa cosas diferentes para personas diferentes, depende de la relación con el fallecido. Muchos supervivientes se resienten por tener que redefinir la pérdida de manera que pueda redundar en beneficio del superviviente tiene que ver, muchas veces, con que se complete la tarea III de manera exitosa.

4. Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo

Se trata de poder continuar la vida de un modo satisfactorio, sin que el dolor por la pérdida impida la vivencia plena de sentimientos positivos respecto a los otros.

Manifestaciones del duelo normal

  • Emociones y sentimientos: tristeza, enfado, culpa, autorreproche, ansiedad, añoranza, anhelo, soledad, shock, impotencia, despersonalización, alivio, liberación.
  • Sensaciones (emociones visceralizadas): insensibilidad, vacío en el estómago, opresión en el pecho y/o en la garganta, falta de aire, hipersensibilidad al ruido, fatiga, debilidad muscular, falta de energía, sequedad de la boca.
  • Cogniciones: irrealidad, confusión, preocupación, dudas, obsesiones, ilusiones, alucinaciones.
  • Conductas del duelo: trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, distrabilidad, aislamiento social, llanto, sueños con lo perdido/fallecido, evitación de lugares que recuerden al fallecido.

Tipos de duelo (Pangrazzi, 1993 y Bermejo, 2005)

  • Duelo anticipatorio: en caso de muerte o separación anunciada.
  • Duelo retardado: en aquellas personas que “se controlan”, “no tienen tiempo de ocuparse de sí mismas” o escapan al dolor y a la realidad de la muerte del ser querido mediante una “hiperactividad”. Durante meses o años, cualquier recuerdo o imagen, desencadena el duelo no resuelto.
  • Duelo crónico: que arrastra al doliente durante años, absorbido por los recuerdos, incapaz de reincorporarse a la vida normal.
  • Duelo patológico: caracterizado por un agotamiento nervioso, síntomas hipocondríacos, identificación con el fallecido o dependencia de los fármacos o el alcohol. Requiere ayuda profesional.

Principios básicos de afrontamiento en el duelo

El proceso de duelo es una respuesta emocional natural a la pérdida de un ser querido, y cada individuo lo experimenta de manera única. Sin embargo, existen ciertos principios básicos que pueden guiar el afrontamiento del duelo, facilitando un proceso de adaptación más saludable y permitiendo a los dolientes encontrar formas de seguir adelante con sus vidas.

  1. Facilitar el afrontamiento de la pérdida: es esencial ayudar al doliente a reconocer y aceptar la realidad de la pérdida, comprendiendo que el fallecido ya no estará presente físicamente.
  2. Ayudar a vivir sin el fallecido: apoyar al doliente en la adaptación a una vida donde el ser querido ya no está presente. Esto incluye la reestructuración de roles y actividades diarias que anteriormente incluían al fallecido.
  3. Dar tiempo: el duelo no tiene una duración fija y puede variar significativamente entre individuos. Es importante permitir que el doliente pase por el proceso a su propio ritmo sin imponer plazos para "superar" la pérdida.
  4. Ayudar a identificar y expresar sentimientos: Fomentar la expresión abierta de emociones como ira, culpa, ansiedad y tristeza. Reprimir estos sentimientos puede complicar el proceso de duelo, por lo que es beneficioso para el doliente hablar sobre sus emociones y experiencias.
  5. Interpretar la conducta como normal: Asegurar al doliente que sus reacciones emocionales y conductuales son normales y parte del proceso de duelo. Esto puede aliviar el miedo a sentirse "anormal" o "diferente".
  6. Permitir las diferencias interindividuales: Reconocer que no hay un patrón único de duelo que se aplique a todos. Cada persona tiene su propia manera de enfrentarse a la pérdida, y es importante respetar y apoyar estas diferencias.
  7. Ofrecer apoyo continuado: El duelo puede ser un proceso prolongado. Es crucial proporcionar un apoyo constante, más allá de las primeras semanas o meses posteriores a la pérdida.
  8. Ayudar a explorar lo adecuado de lo no adecuado de las defensas: Facilitar que el doliente evalúe si sus mecanismos de defensa (como la negación o el aislamiento) están ayudando o perjudicando su proceso de duelo.
  9. Derivar a otros profesionales, si el duelo es patológico o muy complicado: En casos donde el duelo se vuelve patológico, manifestándose a través de síntomas como depresión profunda o dependencia de sustancias, es fundamental referir al doliente a profesionales de la salud mental para recibir el tratamiento adecuado.

Aplicar estos principios puede ayudar a los dolientes a atravesar el dolor de la pérdida y a encontrar un camino hacia la adaptación y la reconstrucción de sus vidas.