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Desarrollo lingüístico

El lenguaje, definido como un conjunto de símbolos, sonidos, letras y gestos que se combinan según reglas convencionales, es fundamental para la comunicación, permitiendo la transmisión de información e influencia entre organismos.

Este capítulo se enfoca en el lenguaje hablado, donde los seres humanos utilizan un número limitado de sonidos para crear múltiples patrones auditivos significativos.

Originalmente, el pensamiento y comunicación humanos probablemente se basaban en imágenes, una forma de expresión que aún persiste en la imaginación y los sueños (Abt, 2005). Con el tiempo y el desarrollo de ciertas áreas cerebrales, la consciencia humana evolucionó hacia un lenguaje más lineal, complejo y abstracto, reemplazando las imágenes por palabras.

Patologías

Las lesiones en áreas específicas del sistema nervioso central, como el área de Broca (cercana al lóbulo frontal del hemisferio izquierdo) o Wernicke (en el lóbulo frontal izquierdo), pueden afectar el desarrollo adecuado del lenguaje, causando problemas de expresión (afasia) o comprensión (disfasia) (Martín, 2003).

Además, existen patologías, algunas de origen prenatal, que generan trastornos del lenguaje, entre ellos:

  • Dislalias orgánicas: deficiencias del habla causadas por alteraciones o malformaciones del aparato fonador, dificultando la emisión correcta de fonemas.
  • Dislalias audiogénas: presentes en personas con pérdida auditiva, esencial para captar y emitir sonidos correctamente.
  • Disglosia: dislalia causada por alteraciones anatómicas en órganos del habla, pudiendo ser labiales, mandibulares, dentales, linguales o palatales.
  • Disartria: anomalía del habla de origen motriz, provocada por lesiones en el sistema nervioso que afectan los músculos fonoarticulatorios.
  • Dislalias Funcionales: originadas por la incapacidad de realizar fonación o movimientos adecuados de articulación, sin malformaciones anatómicas, lesiones neurológicas o pérdida auditiva.

Componentes del Lenguaje

La psicolingüística establece que para adquirir una capacidad lingüística completa, un niño debe dominar 5 tipos de conocimiento:

  • Fonología: las unidades básicas de sonido en el lenguaje. El niño aprende a distinguir, producir y combinar fonemas para comunicarse e interpretar el habla (Kelley, Jones y Fein, 2004).
  • Morfología: las reglas para formar palabras a partir de sonidos. La comprensión de estas reglas es crucial para el desarrollo de una buena capacidad de expresión lingüística (Kelley, Jones y Fein, 2004).
  • Semántica: el significado de palabras y oraciones. Las unidades mínimas de significado son los morfemas, que pueden ser libres (palabras independientes) o trabados (modifican el significado al unirse a un morfema libre). Los niños deben entender que las palabras y morfemas comunican significado (Kelley, Jones y Fein, 2004).
  • Sintaxis: las reglas que determinan cómo combinar palabras para formar frases y oraciones significativas. Dominar la sintaxis es esencial para hablar y comprender un idioma (Kelley, Jones y Fein, 2004).
  • Pragmática: conocimiento sobre cómo usar el lenguaje eficazmente en la comunicación. Incluye normas sociolingüísticas y culturales sobre el uso del lenguaje en contextos sociales específicos (Diesendruck y Markson, 2001).

Teorías del Desarrollo del Lenguaje

El rápido aprendizaje del complejo sistema de símbolos que es el lenguaje por parte de los niños se explica a través de diversas teorías. Estas incluyen el empirismo y el nativismo, así como posiciones interaccionistas que consideran el lenguaje como resultado de una interacción entre predisposiciones biológicas, desarrollo cognitivo y el entorno lingüístico.

Teoría del aprendizaje

Skinner, en 1957, argumentaba en su libro Conducta verbal que los niños aprenden a hablar correctamente mediante el refuerzo del habla sin errores. Bandura (1971) enfatizó la importancia de la imitación en el desarrollo del habla. Sin embargo, estos teóricos enfrentaron dificultades para explicar la adquisición de la sintaxis. Baron (1992) señala que la corrección gramatical es menos reforzada por los padres que el contenido de lo que dicen los niños. Además, no hay suficiente evidencia de que los niños aprendan reglas gramaticales imitando a los adultos.

Teoría nativista

Esta teoría sostiene que los seres humanos están biológicamente programados para aprender el lenguaje.

Chomsky (1959) propuso que los humanos nacen con un dispositivo de adquisición del lenguaje y una gramática universal. Slobin (1985) sugirió una capacidad innata de construcción del lenguaje. Pinker (1991) apoyó esta teoría con el ejemplo de niños con retraso mental que, a pesar de sus limitaciones cognitivas, adquieren una sintaxis casi normal.

Críticos como Palmer (2000) y Tomasello (2003) argumentan que la teoría nativista es incompleta y no explica adecuadamente cómo funciona el mecanismo de construcción del lenguaje. Brooks (2004) critica la atención exclusiva en lo biológico, ignorando cómo el entorno lingüístico del niño favorece el aprendizaje.

Teoría interaccionista

Los teóricos interaccionistas sostienen que el desarrollo lingüístico es el resultado de una compleja interacción entre herencia y aprendizaje.

Según Bates (1999), los niños nacen con un cerebro predispuesto a adquirir habilidades comunicativas. Además, alineándose con la teoría de Vygotsky (1987), enfatizan la importancia del aprendizaje colaborativo y la conversación con adultos o compañeros más avanzados para el desarrollo cognoscitivo y lingüístico.

Los interaccionistas, a pesar de compartir con los nativistas la idea de una predisposición biológica para aprender un idioma, difieren en que para ellos esta predisposición se manifiesta no como un dispositivo de construcción del lenguaje, sino como una maduración que facilita las interacciones sociales.

Un hallazgo clave de las investigaciones transculturales, destacado por Gelman y Shatz (1977), es la tendencia universal de los padres y hermanos mayores a usar "habla dirigida al niño", caracterizada por oraciones cortas y sencillas que evolucionan en complejidad a medida que el niño desarrolla su lenguaje (Shatz, 1993; Bjorklund y Schwartz, 1996).

Esta teoría pone énfasis en la importancia del modelado y la actitud activa del niño en su aprendizaje. La interacción social no solo es un componente crucial, sino que también actúa como un motor motivacional en el proceso de adquisición del lenguaje.

Periodos en el desarrollo del lenguaje

El desarrollo del lenguaje en los niños atraviesa diversas etapas, comenzando con el periodo prelingüístico y continuando hasta la adolescencia. A continuación, se describen cada una de estas etapas.

Periodo prelingüístico

Los niños experimentan un periodo preverbal, aunque reaccionan al lenguaje desde su nacimiento. Algunas características de este periodo son:

  • Primeras expresiones vocales: a partir de los dos meses, los bebés emiten sonidos similares a vocales, conocidos como arrullos. Entre los cuatro y seis meses, comienzan a balbucear, integrando sonidos consonánticos (Holf-Ginsberg, 1997).
  • Turnos en la conversación: a los 7 u 8 meses, los niños empiezan a entender la importancia de tomar turnos al hablar (Bruner, 1983).
  • Gestos y respuestas no verbales: entre los 8 y 10 meses, comienzan a usar gestos para comunicarse (Acredolo y Goodwyn, 1990).
  • Comprensión del significado de palabras: A los 13 meses, comienzan a entender palabras que designan objetos, y el lenguaje receptivo se adelanta al productivo (Oviatt, 1980).

El periodo de la holofrase

El periodo de la holofrase se considera la primera etapa significativa del habla, donde el niño se comunica mediante holofrases o palabras aisladas que representan frases enteras (Brochner y Jones, 2003). Las características de este periodo incluyen:

  • Aumento del vocabulario: entre los 18 y 24 meses, el vocabulario del niño se expande rápidamente, incorporando hasta veinte términos por semana (Reznick y Goldfield, 1992).
  • Mapeo rápido: los niños aprenden el significado de las palabras mediante un proceso de mapeo rápido, mejorando con la edad (Wilkinson y Mazzitelli, 2003; Baldwin y otros, 1996; Moore, Angelopoulos y Bennett, 1999).
  • Errores comunes: a menudo, los niños cometen errores de sobreextensión o subextensión en el uso de palabras (Mandler, 2004).
  • Desarrollo de habilidades sintácticas: A los 2 años, los niños ya conocen varias reglas de sintaxis y pueden producir alrededor de 200 palabras, aunque cometen errores frecuentes (Naigles, 1990).

De la holofrase a la oración simple

Entre los 18 y 24 meses, los niños comienzan a combinar palabras para formar oraciones simples, conocidas como habla telegráfica (Bochner y Jones, 2004). Las características principales de esta fase incluyen:

  • Preferencia por sustantivos: es sus primeras oraciones, los niños suelen priorizar sustantivos y omitir otras partes de la morfología (Gerken, Landau y Remez, 1990).
  • Reglas gramaticales básicas: las oraciones de dos palabras suelen seguir alguna regla gramatical, mejorando la transmisión del significado (De Villiers y de Villiers, 1992).
  • Complemento con gestos y entonación: para clarificar el significado, los niños complementan sus palabras con gestos y señales de entonación (Johnson y otros, 1981; Shatz, 1994; Flavel, Miller y Miller, 1993).
  • Sensibilidad a factores sociales y situacionales: se vuelven conscientes de las normas sociolingüísticas y la necesidad de adaptar la comunicación al contexto y al conocimiento del interlocutor.

Adquisición del lenguaje durante el periodo preescolar

De los 2 años y medio a los 5 años, los niños comienzan a crear oraciones más complejas y a dominar aspectos esenciales de la morfología y la sintaxis. Las características de este periodo son:

  • Adquisición de morfemas gramaticales: aprenden prefijos, sufijos, preposiciones y verbos auxiliares, lo que les permite dar un significado más preciso a sus oraciones (Brown, 1973).
  • Comprensión de contrastes relacionales: empiezan a entender y expresar contrastes como grande-pequeño o alto-bajo (de Villiers y de Villiers, 1992).
  • Habilidades comunicativas efectivas: desarrollan la habilidad de comunicación referencial, generando mensajes claros y aclarando los ambiguos (Beal y Belgrad, 1990).
  • Consolidación de habilidades comunicativas: hacia los 3 a ci5nco años, los niños consolidan habilidades que les permiten ser comunicadores efectivos.

Niñez intermedia y adolescencia

Entre los 6 y los 14 años, los niños experimentan un notable aumento en sus capacidades lingüísticas, utilizando palabras más extensas y produciendo frases más largas y complejas. Además, empiezan a reflexionar y manipular el lenguaje de maneras antes imposibles. Las características de esta etapa son:

  • Perfeccionamiento en la niñez intermedia: refina el uso de pronombres personales y a los siete años, los niños pueden comprender y producir oraciones pasivas complejas (Boloh y Champaud, 1993).
  • Crecimiento en conocimiento semántico y morfológico: continúa el aumento del vocabulario y se adquiere conocimiento sobre la morfología, esencial para analizar la estructura de palabras desconocidas.
  • Expansión del vocabulario en adolescentes: Con su capacidad de razonamiento formal-operacional, los adolescentes incorporan una gran cantidad de palabras abstractas (McGhee-Bidlack, 1991).
  • Desarrollo de la capacidad de inferencia lingüística: mejoran su habilidad para hacer y reconocer inferencias, incluyendo la detección de significados ocultos en las frases (Johnson y Smith, 1981).
  • Adquisición de Consciencia Metalingüística: desarrollan rápidamente la capacidad de pensar sobre el lenguaje y comentar sus propiedades (Whitehurst y Lonigan, 1998).
  • Avances en comunicación teferencial: los progresos en los primeros años de primaria se deben al desarrollo cognitivo y al conocimiento sociolingüístico. Los niños aprenden a generar mensajes informativos y se vuelven más conscientes de las necesidades del oyente (Sonnenschein, 1986).