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Desarrollo sensorial

El desarrollo sensorio perceptual es un aspecto clave en el proceso de maduración desde la etapa prenatal hasta la adolescencia.

Los psicólogos del desarrollo hacen una distinción importante entre sensación y percepción.

  • La sensación se refiere al mecanismo por el cual las neuronas receptoras captan información y la envían al cerebro
  • La percepción es el proceso mediante el cual interpretamos los estímulos sensoriales recibidos.

Este desarrollo comienza incluso antes del nacimiento, se extiende a través del parto, y continúa evolucionando durante la niñez y la adolescencia. Cada etapa del desarrollo trae consigo avances significativos en cómo los infantes y luego los niños y adolescentes experimentan e interpretan el mundo a través de sus sentidos, lo cual es fundamental para su comprensión y adaptación al entorno.

Este proceso permite recibir información sensorial del entorno y también entenderla, integrarla y actuar en consecuencia, desempeñando un papel crucial en el aprendizaje y el desarrollo cognitivo a lo largo de estos períodos de crecimiento.

Desarrollo prenatal y nacimiento

El desarrollo prenatal es un proceso complejo que se divide en tres fases principales, cada una crucial para el desarrollo saludable del feto. A su vez, tanto el desarrollo prenatal como el parto pueden enfrentarse a problemas que tienen el potencial de afectar negativamente al niño.

Fases del desarrollo prenatal

El desarrollo prenatal se divide en 3 fases:

  1. Periodo del cigoto: dura aproximadamente dos semanas, desde la concepción hasta la implantación del cigoto en la pared uterina. Durante este tiempo, se forman estructuras importantes como el amnios, el corion, la placenta y el cordón umbilical.
  2. Periodo del embrión: Desde la tercera hasta la octava semana de gestación, etapa en la que se desarrollan los órganos principales.
  3. Periodo del feto: De la novena semana hasta el nacimiento, donde todos los sistemas orgánicos se integran y el feto se prepara para el parto.

El parto sigue un proceso de 3 pasos:

  1. Contracciones que dilatan el cérvix
  2. Alumbramiento del bebé
  3. Expulsión de las secundinas.

Problemas en el desarrollo prenatal

Los problemas durante el desarrollo prenatal pueden ser causados por:

  • Teratógenos: agentes externos como enfermedades, drogas y sustancias químicas que pueden dañar al organismo en desarrollo.
  • Características de la madre: factores como la desnutrición o el estrés severo pueden afectar negativamente al desarrollo fetal.
  • Edad de la madre: tanto la edad avanzada como la extrema juventud de la madre pueden presentar complicaciones.

Problemas en el parto

La anoxia es una de las complicaciones más graves durante el parto, capaz de causar daño cerebral y otros defectos. Puede ser resultado de insuficiente oxígeno al feto, inmadurez del bebé, retraso en el parto, problemas con el cordón umbilical, disminución de la presión arterial de la madre, o desprendimiento prematuro de la placenta.

Aunque una anoxia leve raramente tiene efectos a largo plazo, las complicaciones durante el parto pueden ser particularmente severas para los bebés de bajo peso.

La detección temprana y el manejo adecuado de estos problemas son esenciales para minimizar su impacto en el desarrollo del niño.

Capacidades sensoriales del infante

La práctica de no nombrar a los hijos antes de los tres meses en algunas culturas tribales refleja la histórica vulnerabilidad de los infantes a problemas de salud y la falta de atención médica adecuada. Hoy en día, con mayores recursos y atención sanitaria, se ha mejorado significativamente el cuidado del desarrollo infantil desde la etapa prenatal.

Reflejos del recién nacido y estados del infante

Los reflejos del recién nacido son reacciones involuntarias y automáticas ante estímulos específicos, y algunos son cruciales para la supervivencia. Estos reflejos adaptativos incluyen:

  • Reflejo de respiración
  • Reflejo de parpadeo
  • Reflejo de succión y deglución
  • Reflejo de búsqueda

Estos reflejos primitivos generalmente desaparecen en los primeros meses de vida a medida que el cerebro madura y comienza a controlar la conducta voluntaria. Su presencia, ausencia, o duración inusual puede ser indicativa de problemas en el desarrollo del sistema nervioso.

Algunos reflejos importantes son:

  • Reflejo de Moro: Reacción de abrir y cerrar los brazos ante un movimiento brusco. Se difumina alrededor del 6º mes.
  • Reflejo de agarre: El bebé cierra su mano al presionar la palma. Se difumina alrededor del 7º mes.
  • Reflejo de enderezamiento y marcha automática: movimientos similares a andar al apoyar los pies. Se difumina a partir del 2º y 3er mes.
  • Reflejo de Babinski: Extensión y separación de los dedos del pie al tocar la planta. Desaparece cerca de la edad de comenzar a caminar.

La aparición y desaparición oportuna de estos reflejos son indicativos de un desarrollo adecuado del sistema nervioso.

Además, los bebés muestran patrones predecibles en su actividad diaria, como dormir aproximadamente el 70% del tiempo y estar en estado de alerta inactivo de 2 a 3 horas. Los cambios en estos patrones, como dormir menos y estar despierto y atento por más tiempo, así como una reducción en la frecuencia del llanto, son señales de una buena maduración del cerebro y del sistema nervioso central.

En resumen, tanto los reflejos como los patrones de actividad de los infantes son aspectos fundamentales que reflejan su desarrollo sensorial y neurológico.

Mundo sensorial

El desarrollo de las capacidades sensoriales es fundamental para la interacción del infante con su entorno. A continuación, se resumen las principales capacidades sensoriales y su evolución durante la infancia.

Audición

La audición del recién nacido es casi tan aguda como la de un adulto, aunque puede haber insensibilidad hacia sonidos suaves, posiblemente debido a líquidos en el oído interno tras el parto.

Los bebés asignan significado a sonidos entre los cuatro y seis meses, reaccionando rápidamente a estímulos auditivos y reconociendo palabras habituales. Prefieren las voces agudas, especialmente la voz femenina, y pueden reconocer la voz de su madre desde muy temprano.

La detección temprana de patologías auditivas es crucial, ya que pueden afectar el desarrollo del lenguaje y habilidades sociales.

Gusto y olfato

Los recién nacidos muestran preferencia por sabores dulces y rechazo a sabores amargos, ácidos o salados. Estas preferencias y capacidades olfativas juegan un papel importante en el vínculo temprano entre madre e hijo.

Desde la primera semana, pueden distinguir el olor de su madre, lo que sugiere una firma olfativa única para cada persona.

Tacto, temperatura y dolor

Los infantes son sensibles al tacto, la temperatura y el dolor desde el nacimiento, utilizando el tacto para explorar el mundo.

La respuesta táctil es un aspecto clave del desarrollo cognitivo temprano. Los bebés reaccionan a cambios en la temperatura y son particularmente sensibles al dolor, mostrando diferentes niveles de reacción según la edad.

Visión

La visión es la capacidad sensorial menos desarrollada en el recién nacido, pero mejora rápidamente.

Los infantes pueden percibir movimiento, colores y patrones visuales, prefiriendo seguir rostros sobre otros patrones.

Aunque inicialmente ven el mundo de manera borrosa, la visión cromática y la agudeza visual se desarrollan con rapidez en los primeros meses de vida.

La percepción en la infancia

La capacidad de un niño para percibir estímulos a través de sus sentidos, como el visual, y la posibilidad de identificarlos en una modalidad sensorial familiar o a través de otra diferente, muestra una evolución significativa durante el primer año de vida.

Percepción Visual

La percepción visual del infante mejora rápidamente durante el primer año, atravesando varias fases importantes:

  • De 0 a 2 meses: los bebés pueden percibir patrones complejos de gran contraste y en movimiento. La captación de estos estímulos está estrechamente relacionada con la presencia de objetos que destacan visualmente.
  • Entre 2 y 6 meses: Aumenta la capacidad de explorar sistemáticamente objetos visuales y percibir su forma con mayor precisión. Durante este período, comienzan a reconocer rostros familiares.
  • Entre los 9 y 12 meses: Los infantes empiezan a construir formas a partir de estímulos más simples, lo que indica un avance significativo en la percepción visual.

Estereopsia y percepción de la profundidad

Inicialmente, los recién nacidos carecen de estereopsia (visión binocular) y son insensibles a las señales pictóricas de profundidad, lo que indica una percepción espacial inmadura.

La constancia del tamaño, o la tendencia a percibir un objeto de tamaño constante a pesar de los cambios en su imagen retiniana, comienza a desarrollarse parcialmente desde el nacimiento.

Al final del primer mes, los bebés se vuelven más sensibles a las señales cinéticas y pueden responder a objetos que perciben como amenazantes.

Entre los seis y siete meses, muestran sensibilidad hacia las señales pictóricas, indicando un desarrollo progresivo de la percepción espacial.

Importancia de la experiencia

La experiencia juega un papel crucial junto con la maduración visual, permitiendo a los bebés realizar descubrimientos sobre las relaciones de profundidad y distancia.

A lo largo del primer año, los bebés exploran activamente su entorno, lo que facilita el desarrollo de habilidades para alcanzar y manipular objetos y desplazarse en el espacio.

El desarrollo de la percepción visual en la infancia es un proceso complejo que combina elementos de maduración biológica con la acumulación de experiencias sensoriales, permitiendo al niño comprender y navegar su mundo con creciente competencia.

Percepción intermodal

La percepción intermodal es fundamental en el desarrollo infantil, permitiendo al infante integrar y coordinar información de diferentes sentidos para comprender su entorno. Esta capacidad se evidencia desde el nacimiento y se desarrolla y refina con el crecimiento.

Integración de sentidos desde el nacimiento

  • Los bebés nacen con una integración natural de los sentidos, como la visión y el tacto, o el oído y la vista. Esta capacidad inicial facilita el reconocimiento temprano de estímulos importantes, como el rostro de la madre.
  • Desde el principio, los infantes pueden dirigir su mirada hacia fuentes de sonido, extender la mano hacia objetos visibles y buscar activamente la fuente de los sonidos.

Desarrollo de la percepción intermodal

  • Alrededor del cuarto mes, los bebés comienzan a correlacionar la vista con el oído, volviendo la cabeza hacia los sonidos de forma voluntaria.
  • A los ocho meses, distinguen claramente la presentación habitual de un objeto-sonido y notan cambios en esta asociación, así como diferencias individuales en las modalidades.
  • Para el primer año, pueden reaccionar de manera más intensa a estímulos que involucran más de un sentido.

Evolución del sistema perceptivo

  • La interacción con objetos que ofrecen estímulos a través de múltiples modalidades sensoriales enriquece la experiencia del infante, permitiéndole obtener información comparativa que refina sus capacidades sensoriales.
  • Con el tiempo, el sistema perceptivo avanza de una fase amodal, en la que diferentes estímulos sensoriales se perciben como un todo unificado, a una etapa intermodal más diferenciada, donde el infante es capaz de distinguir claramente entre sonidos, vistas, olores, etc.

Influencias culturales y aprendizaje de la percepción

El aprendizaje es fundamental en el desarrollo perceptivo, junto a la maduración cerebral y sensorial. Técnicas como la habituación, el condicionamiento clásico y operante, y el aprendizaje observacional son clave, aunque nuestros límites biológicos restringen qué tanto podemos aprender.

El desarrollo de nuestras capacidades perceptuales implica tanto adquirir nuevas habilidades como eliminar las que no necesitamos. La cultura juega un rol crucial en este proceso, influyendo en qué estímulos diferenciamos y cómo los interpretamos. Por ejemplo, aprendemos a ignorar los fonemas irrelevantes para nuestro idioma.

Observamos estos aprendizajes en:

  • Habituación: desde antes del nacimiento, los bebés pueden habituarse a estímulos, como responder activamente a una vibración en el abdomen materno y luego ignorarla. Esta capacidad se refina durante el primer año, permitiendo a los bebés de cinco a doce meses reconocer y recordar estímulos por semanas.
  • Condicionamiento clásico: Visible desde los primeros días de vida, como cuando los bebés asocian sonidos con la alimentación. Sin embargo, esta forma de aprendizaje es limitada en las primeras semanas.
  • Condicionamiento operante: Evidente incluso en bebés prematuros, pero limitado a comportamientos biológicamente significativos. A medida que crecen, los niños responden más rápidamente a este tipo de aprendizaje.
  • Aprendizaje observacional: Los bebés pueden imitar acciones simples de adultos desde los primeros días. Esta capacidad de imitación se hace más compleja entre los ocho y doce meses, permitiendo a algunos niños reproducir acciones simples incluso un día después de observarlas.