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Cognición social

La cognición social estudia los procesos y estructuras cognitivas que afectan a nuestro procesamiento de la información social y que son afectados por el contexto social.

Desde esta perspectiva, la cognición social puede ser definida como aquella parte de la psicología social que se encarga de estudiar la manera en que los contextos sociales influyen en la cognición y en cómo la cognición influye en nuestra conducta social (Hogg y Vaughan, 2010).

La cognición social nace con el objetivo de entender cómo las personas nos enfrentamos a la infinita cantidad de información que nos llega del medio social. Las personas tenemos recursos cognitivos limitados. Este hecho nos lleva a recurrir a estrategias que permitan manejar la información de la forma más eficiente posible.

Por ello, forzosamente recurrimos a esquemas, prototipos y ejemplares para procesar información nueva en función de la que ya tenemos almacenada, y usamos heurísticos para hacer inferencias y realizar juicios de otras personas.

Estas estrategias y atajos cognitivos son adaptativos, pues permiten procesar mucha información con un menor uso de recursos (y usualmente de forma automática), pero pueden llevar a diferentes sesgos y errores que es importante tener en cuenta.

Aunque la psicología social siempre ha estado interesada en los procesos cognitivos, será a partir de los años 70 cuando el estudio de la cognición social adquiera un mayor auge.

Diferencias entre cognición y cognición social

Hay diferencias entre la cognición social y la no-social. Fiske y Taylor (1991) señalaron algunas diferencias importantes entre los estímulos sociales y los que no lo son. Estas diferencias son, entre otras:

  • Las personas intentan influir sobre los demás; los objetos no.
  • Las personas son al mismo tiempo percibidas y perceptoras, por lo que la cognición social es dinámica.
  • Los demás pueden proporcionarnos información sobre nosotros mismos.
  • Las personas pueden cambiar cuando están siendo percibidas.
  • Es difícil comprobar si nuestra cognición sobre las personas es precisa. El ser humano es más complejo que un simple objeto.

Por ello, es necesaria una disciplina específica dentro del estudio de la cognición que se centre en la cognición social.

Las evidencias encontradas en estos estudios señalaban que las personas, en nuestro día a día, no seguimos métodos sistemáticos y racionales a la hora de explicar nuestro mundo y sacar conclusiones, por el contrario, solemos tomar atajos cognitivos en forma de errores o sesgos cognitivos que en la mayor parte de las ocasiones nos ayudan a manejar mucha información en poco tiempo o a encontrar soluciones rápidas y eficientes

El tacaño cognitivo (Taylor, 1981)

En inglés: cognitive miser

Hasta los años 70, la mayor parte de los autores asumían que las personas somos conscientes de los procesos cognitivos que guían nuestro comportamiento y que, por tanto, podemos controlarlos. Desde esta perspectiva, las personas actuamos siendo racionales y utilizando un enfoque científico a la hora de sacar nuestras conclusiones.

Sin embargo, a partir de los 70, la investigación sobre la influencia de los procesos inconscientes comenzó a poner en duda esta visión racional de las personas. Las personas, en nuestro día a día, no seguimos métodos sistemáticos y racionales a la hora de explicar nuestro mundo y sacar conclusiones, por el contrario, solemos tomar atajos cognitivos en forma de errores o sesgos cognitivos.

Esta perspectiva se denominó tacaño cognitivo (Taylor, 1981), y puso de manifiesto que los procesos automáticos y poco controlados son intrínsecos al pensamiento social (Hogg y Vaughan, 2010)

El estudio de los procesos automáticos llevó además a otras preguntas, como por ejemplo ¿qué factores pueden influir en la mayor o menor presencia de estos automatismos? La respuesta a esta cuestión propició una mirada a la implicación que otros procesos no-cognitivos, como la emoción y la motivación, podrían tener en la cognición social.

El estratega motivado (Fiske y Taylor, 1991)

En inglés: motivated tactician

A partir de la década de los 90, los autores empezaron a hablar de una cognición caliente, en opocisición a una cognición fría y concebida como ajena a todo aquello que no fuese el puro razonamiento. En la cognición caliente entran los factores cognitivos, emocionales y motivacionales.

Esta perspectiva se denominó estratega motivado (Fiske y Taylor, 1991) y considera que las personas, para dar un significado al mundo social en el que me encuentro, necesitamos manejar una gran cantidad de información con recursos cognitivos limitados, por ello, recurrimos a estrategias (en muchas ocasiones automáticas y no-controladas) que nos permiten ser más eficientes.

Estructuras de almancenamiento de información social

Todo nuestro conocimiento sobre las situaciones, las personas, o sobre cualquier otra cosa, incluidos nosotros mismos, se almacena y organiza en nuestra memoria en diferentes estructuras cognitivas que nos ayudan a procesar la información social, principalmente cuando dicha información es limitada.

Esquemas sociales

Los esquemas sociales son el conjunto de cogniciones interrelacionadas (pensamientos, creencias, actitudes) que representan el conocimiento que poseemos sobre diferentes estímulos que tienen algo en común (una categoría), incluyendo información acerca de sus atributos y de las relaciones que se dan entre ellos (Fiske y Taylor, 1991).

Los esquemas poseen, por tanto, un importante valor adaptativo para las personas a la hora de manejarnos en nuestros encuentros sociales.

Tipos de esquemas sociales

  1. Esquemas de personas: contienen conocimientos individualizados acerca de personas específicas.
  2. Esquema de roles: contienen conocimientos generalizados sobre todas las personas que cumplen un rol específico. Es decir: en cómo son o cómo actúan en el desempeño de dicho rol.
  3. Esquemas de secuencia o guiones (scripts): contienen conocimientos sobre eventos y situaciones; lo que se esperar que ocurra en ellos.
  4. Autoesquemas: contienen conocimientos sobre uno mismo. Se trata de teorías y generalizaciones acerca de cómo somos, qué podemos hacer, qué necesitamos, etc., y que guardan estrecha relación con nuestro auto-concepto.

Funciones principales

Los esquemas se activan de forma espontánea guiando nuestra atención, filtrando la información congruente con el esquema, facilitando la interpretación de lo que ocurre, y todo ello de forma muy automática, a un nivel preconsciente.

  • Clasificación: ayudan a clasificar la información, permitiéndonos incluir estímulos nuevos, sean personas, situaciones o cosas, dentro de los esquemas ya existentes.
  • Inferencia: permiten inferir características de un estímulo. Estas inferencias pueden adoptar la forma de expectativas.
  • Dirección de la atención: una vez activado un esquema u otro, el esquema puede dirigir la atención un mismo estímulo será interpretado de forma diferente en función del esquema que se encuentre activado en ese momento.
  • Comunicación interpersonal: los esquemas sociales es que son estructuras cognitivas compartidas. Esto propicia que las personas, principalmente de un mismo grupo social o cultura, posean esquemas sociales similares que les permitirán comunicarse con mayor facilidad.

Características negativas

  • Los esquemas, cuando son sobre grupos sociales, pueden adoptar la forma de estereotipos negativos.
  • Pueden dar lugar a expectativas, las cuáles, a su vez, pueden influir en cómo nos comportamos, que a su vez pueden influenciar negativamente el comportamiento de la otra persona. Este fenómeno también se ha denominado confirmación conductual (Snyder y Kiviniemi, 2001) haciendo alusión a que las personas percibidas acomodan su comportamiento a las expectativas de aquéllos que les perciben.
  • Los esquemas pueden ser rígidos e impedir la actualización del conocimiento.

Prototipos

Los prototipos son eepresentaciones cognitivas de una categoría, serían como plantillas a partir de las cuales comparamos a los nuevos estímulos sociales y decidimos su pertenencia a la categoría.

Los prototipos, por tanto, representan el miembro promedio o ideal de la categoría, un conjunto de características comúnmente asociadas a sus miembros, teniendo cada característica más o menos importancia de acuerdo con el grado de asociación que tenga con dicha categoría (Cantor, 1981).

Los prototipos no se refieren a ningún miembro concreto de la categoría, sino a estructuras cognitivas abstractas.

Ejemplares

Otra forma de almacenar nuestro conocimiento del mundo es en base a los ejemplares (por ejemplo, personas concretas) más representativos de una categoría (Fiske, y Taylor, 1991). El uso de los ejemplares permite una mayor flexibilidad que el de los esquemas

Inferencia social

La inferencia social consiste en utilizar la información que hemos recuperado para realizar juicios y sacar conclusiones. En la estadística utilizo la estadística inferencial precisamente para generalizar atributos de una muestra a la población que representa. Resulta que las personas hacemos lo mismo de forma cotidiana.

El proceso, si fuera ideal, sería:

  1. Recogida de información, donde lo importante es recoger la mayor cantidad de información y lo más detallada posible.
  2. Muestreo de la información, aquí se trata de seleccionar de entre todos los datos de que disponemos aquéllos que más utilidad tengan con respecto a nuestro objetivo.
  3. Uso de la información, integrar todos los datos y combinarlos para realizar el juicio.

Sin embargo, las personas no hacemos exactamente eso. En lugar de un proceso de inferencia estadística, utilizamos atajos cognitivos en forma de sesgos que nos permiten realizar inferencias de forma rápida. Estos atajos han sido denominados heurísticos.

Heurísticos

Los heurísticos son procedimientos que las personas utilizamos para simplificar la solución de problemas, convirtiendo los problemas cognitivos complejos en operaciones mentales más simples (Tversky y Kahneman, 1973).

Son de gran utilidad adaptativa, aunque pueden producir ciertos errores o sesgos.

  • Heurístico de representatividad: es la tendencia a asociar a un estímulo a una categoría por lo mucho que concuerda con el prototipo de dicha categoría. Es decir: cuanto más semejante sea un individuo a los miembros típicos de un grupo, más probable es que pertenezca a dicho grupo” (Baron y Byrne, 1998).
  • Heurístico de disponibilidad: es la tendencia a juzgar la frecuencia o probabilidad de evento en función de lo fácil que es pensar en ejemplos de ese evento (Kunda, 1999). Puede dar lugar a diferentes sesgos como:
    • Error de muestreo, dejándonos llevar en nuestras inferencias por muestras reducidas y sesgadas
    • Correlación ilusoria, en este caso lo que está más disponible es la relación entre dos sucesos o características.
  • Heurístico de anclaje y ajuste: es la tendencia a utilizar un punto de partida “ancla” a partir del cual ajustaremos nuestras inferencias.

Pregunta

María tiene 31 años, es soltera, extrovertida y muy brillante. Se licenció en filosofía. En sus tiempos de estudiante estaba comprometida con asuntos de discriminación y justicia social, y participó en manifestaciones anti-nucleares. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones es más probable?

Formación de impresiones

Distintos autores han postulado diversas maneras de explicar el proceso de percepción social que realizamos a la hora de sacar impresiones sobre las personas.

Modelo configurativo de Asch (1946)

La información que percibimos de otras personas, llamadas rasgos se organiza para dar lugar a una impresión general. La impresión general es más que la simple suma de rasgos.

En este proceso, hay dos tipos de rasgo:

  • Rasgos centrales: rasgos con mayor influencia
  • Rasgos periféricos: rasgos con menor influencia
Experimento de Asch

Para verificar este modelo, Asch realizó una serie de experimentos que corroboraron la funcionalidad de uno y otro tipo de rasgos. En uno de ellos pidió a dos grupos de participantes que leyesen dos listados de 7 características que contenían la descripción de dos personas diferentes y anónimas. Ambas listas incluían las mismas características basadas en adjetivos tales como inteligente, habilidosa, trabajadora, etc. Sólo se diferenciaban en un adjetivo, que en el grupo A era cálido, mientras que en el B era frío. Una vez escuchados los adjetivos, ambos grupos debían formarse una impresión de estas personas, seleccionando de una lista diferentes rasgos opuestos (generoso-mezquino, feliz-infeliz, etc.). Los resultados mostraron cómo los miembros del grupo A (cálido) percibieron a la persona como más generosa, feliz y bondadosa que los del grupo B (frío). Asch concluyó que, del conjunto de rasgos que se proponían al principio, los atributos de frío o cálido eran rasgos centrales.

Los modelos de combinación lineal

Explican la formación de impresiones a partir de la integración secuencial de la información que recibimos de una persona.

  • Modelo de suma (Fishben y Hunter, 1964): la impresión global de una persona representa la suma de todos los rasgos de personalidad percibidos por el observador
  • Modelo de promedio (Anderson, 1968): la impresión global no se calcula según la media aritmética sino en base a un promedio acumulado
  • Modelo de media ponderada (Anderson, 1974): la impresión global se calcula ponderando cada rasgo en función del contexto o de nuestros objetivos, lo que permite dar mayor importancia relativa a un rasco que otro.

Sesgos en formación de impresiones

El proceso de sacar impresiones no está exento de sesgos.

  1. Efectos de orden: primacía y recencia: el orden en el que se presenta la información de una persona tiene una influencia importante en la impresión final.
  2. Positividad y negatividad: las personas tendemos a formarnos una impresión positiva de las otras personas (Sears, 1983). Sin embargo, si hay información negativa, ésta tiende a atraer nuestra atención y adquiere una mayor relevancia (Fiske, 1980).
  3. Teorías implícitas de personalidad: tenemos teorías sobre cómo son las personas, que sesgan la formación de impresiones. Por ejemplo, Rosenberg y Seldak (1972) observaron que es más probable asociar el rasgo de inteligencia con el de simpatía, que con el de egocentrismo
  4. Estereotipos:
  5. Apariencia física: las personas atractivas tienden a ser percibidas como interesantes, cálidas, exitosas, etc. (Adams y Huston, 1975).
  6. Juzgabilidad social: si creemos que el otro es socialmente juzgable tendremos mayor confianza en emitir dichos juicios

Afecto y motivación

Nuestros deseos y sentimientos influyen la forma en que procesamos la información social. Y ocurre lo opuesto: nuestra cognición afecta a nuestros procesos afectivos y motivacionales.

Influencia del afecto

El estado de ánimo influye en el pensamiento y la acción. Según el modelo de la infusión afectiva de Forgas (2002), esta influencia se produce a través de dos mecanismos:

  1. Afectando a la atención y codificación de la información, así como a la activación de los esquemas. Desde esta perspectiva, es más fácil atender a información y activar esquemas congruentes con el estado de ánimo. Es lo que se conoce como efecto de imprimación: es más fácil atender a lo positivo y activar esquemas de contenido positivo si nuestro estado de ánimo es de alegría que si es de tristeza.
  2. Considerando que el afecto como información. Cuando se nos pide hacer un juicio sobre cualquier estímulo social primero examinaremos nuestros sentimientos y luego responderemos de acuerdo con éstos; así, si estamos de mal humor será más fácil concluir que algo no nos gusta.

Otros efectos del impacto del afecto sobre la cognición son el recuerdo congruente con el estado de ánimo (Baron y Byrne, 2005), según el cual es más fácil recuperar información que es similar con nuestro estado anímico actual.

La forma en que procesamos la información social depende así de nuestro estado emocional actual y de nuestros deseos y metas.

Influencia de la motivación

Nuestra motivación afecta a las diferentes fases del procesamiento cognitivo (Kunda, 1990). La motivación puede tener efectos en todas las dimensiones de la cognición: influye sobre cómo de elaborado es el procesamiento, puede actuar como un sesto en sí mismo, etc.