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Conducta prosocial

La conducta prosocial se refiere a aquellas acciones que benefician a otros, ya sea de forma intencionada o no. Este tipo de conducta es fundamental para la cohesión social y el bienestar de las comunidades. La psicología social ha estudiado ampliamente los factores que influyen en la conducta prosocial, así como sus implicaciones en diferentes contextos.

Conviene señalar la diferencia entre la conducta prosocial y la conducta altruista. Aunque ambos términos se refieren a acciones que benefician a otros, la conducta prosocial puede incluir acciones motivadas por el interés propio, mientras que el altruismo implica actuar sin esperar nada a cambio.

Teorías de la conducta prosocial

Modelo evolucionista

Selección por parentesco (Hamilton, 1964)

Según este modelo, los individuos tienden a ayudar a aquellos que comparten sus genes, lo que aumenta la probabilidad de que sus propios genes se transmitan a la siguiente generación. Este fenómeno se conoce como selección por parentesco.

Altruismo recíproco (Trivers, 1971)

El altruismo recíproco sugiere que los individuos ayudan a otros con la expectativa de recibir ayuda en el futuro. De acuerdo a esta definición, realmente no sería altruismo, sino una conducta prosocial motivada por la expectativa de reciprocidad.

La expectativa de reciprocidad es un fenómeno universal, que se produce no sólo en todas las culturas humanas, sino también en otras especies animales. Por ejemplo, los chimpancés y los delfines muestran comportamientos de ayuda mutua que sugieren una forma de altruismo recíproco.

Selección de grupo o multinivel

La selección de grupo o multinivel sugiere que los grupos que cooperan y ayudan a sus miembros tienen más probabilidades de sobrevivir y prosperar. En este sentido, la conducta prosocial puede ser vista como una estrategia evolutiva que beneficia al grupo en su conjunto.

Modelos motivacionales y emocionales

Teoría de la empatía-altruismo (Batson, 1981)

La teoría de la empatía-altruismo propone que la empatía hacia los demás puede motivar acciones altruistas. Cuando una persona siente empatía por el sufrimiento de otra, es más probable que actúe para aliviar ese sufrimiento, incluso si no hay beneficios personales inmediatos.

Teoría del alivio del estado negativo (Cialdini et al., 1981)

La teoría del alivio del estado negativo sugiere que las personas ayudan a otros para aliviar su propio malestar emocional. Cuando vemos a alguien en necesidad, podemos sentir angustia o incomodidad, y ayudar a esa persona puede reducir nuestro propio malestar.

Esta teoría destaca la importancia de las emociones en la conducta prosocial y sugiere que, en algunos casos, las acciones altruistas pueden estar motivadas por el deseo de reducir el propio sufrimiento en lugar de un genuino deseo de ayudar a los demás.

Factores que influyen en la conducta prosocial

Factores personales

La empatía es un factor clave en la conducta prosocial. Las personas que son más empáticas tienden a ayudar más a los demás, ya que pueden ponerse en el lugar de quienes sufren y sentir su dolor.

En cuanto a la cercanía, cuando se trata de ayuda a un familiar o persona cercana, aumenta la probabilidad de que se preste ayuda, independientemente del género.

Respecto a las diferencias de sexo, algunas investigaciones muestran que los hombres ayudan más en situaciones de emergencia, que requieren iniciativa e intervención activa. Por otro lado, las mujeres suelen recibir más ayuda, en términos generales.

Factores cognitivos

Efecto espectador (Darley y Latané, 1968)

Darley y Latané (1968) propusieron el efecto espectador, que muestra que la presencia de otras personas puede disminuir la probabilidad de que alguien ayude a una persona en necesidad. Cuantas más personas haya presentes, menos probable es que cualquiera de ellas actúe, ya que cada uno asume que otros lo harán. Esto probablemente se debe a la difusión de la responsabilidad, donde cada individuo siente que no es el único responsable de actuar. Además, el ejemplo de otros no haciendo nada puede servir como modelo de inacción, lo que refuerza la idea de que no es necesario intervenir.

Los mismos autores identificaron cinco etapas en el proceso de decisión de ayudar a alguien:

  1. Notar la emergencia: la persona debe darse cuenta de que hay una situación que requiere ayuda.
  2. Interpretar la situación como una emergencia: la persona debe reconocer que la situación es grave y que necesita intervención.
  3. Asumir la responsabilidad: la persona debe sentir que es su deber ayudar y que no puede delegar esa responsabilidad a otros.
  4. Tener capacidad de ayudar: la persona debe tener el conocimiento o las habilidades necesarias para ofrecer ayuda.
  5. Tomar la decisión de ayudar: finalmente, la persona debe decidir actuar y ofrecer su ayuda.

Modelo coste-beneficio (Pilavin et al., 1981)

El modelo coste-beneficio de Pilavin et al. (1981) sugiere que las personas evalúan los costos y beneficios de ayudar antes de tomar una decisión. Si los beneficios percibidos superan los costos, es más probable que la persona decida ayudar.

De acuerdo a este modelo, los costos de ayudar pueden incluir el tiempo, el esfuerzo, el riesgo personal o la incomodidad emocional. Por otro lado, los beneficios pueden incluir la satisfacción personal, el reconocimiento social o la mejora de la reputación.

La siguiente tabla resume las decisiones que se toman en función de los costes de ayudar y no ayudar:

Coste de no ayudar
Coste de ayudar
BajosAltos
Bajos

Si la persona decide ayudar o no, dependerá de factores como personalidad, normas individuales, etc.

Se niega el problema o se evita
AltosAyuda directa

Se busca que otros ayuden o se reinterpreta la situación para reducir los costes de no ayudar

El voluntariado

El voluntariado es una forma de conducta prosocial que implica ofrecer tiempo y recursos para ayudar a otros sin esperar una compensación económica. Es un comportamiento de ayuda planificada o formal que se realiza a través de algún tipo de organización.

De acuerdo a la teoría funcional de las motivaciones del voluntariado, las personas se involucran en actividades de voluntariado por diversas razones:

  • Expresión de valores: dar una imagen acorde a los valores personales.
  • Functión utilitaria: adquirir habilidades o experiencia, o mejorar la carrera profesional.
  • Función de conocimiento: aprender sobre un tema o causa.
  • Función de defensa del yo: mejorar la autoestima o el bienestar personal.